jueves, 14 de febrero de 2013

un cuento para contar a los papás

A un rey le regalaron dos hermosos halcones, que entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Enseguida, uno de ellos aprendió y comenzó a cazar. El otro, sin embargo, se apoltronó en un árbol y no se movía para nada de allí, incluso tenían que llevarle la comida. Muchos intentaron motivarle para que alzara el vuelo, pero el hermoso halcón, aunque era fuerte como su hermano, no se movía de aquella rama. El rey mandó anunciar por todo su reino que aquel que consiguiera que su halcón volara sería bien recompensado. Pasaron muchos expertos por el patio del castillo, pero nadie consiguió hacer volar a aquella ave rapaz. Un día, cuando el rey despertó, vio desde su balcón a los dos halcones revolotear. Convocó inmediatamente al maestro de cetrería: “¿Quién ha conseguido hacer volar a mi halcón?”, le dijo. El maestro le presentó a un humilde leñador, a quien el rey preguntó con ansiedad cómo había conseguido que el pájaro alzara el vuelo. El leñador respondió con timidez: “Yo solo le corté la rama”.

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